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Frente a las tristísimas noticias sobre el accionar del terrorismo
y el accionar americano en Medio Oriente, solemos escuchar o leer
a través de los medios de comunicación que los que tratan el tema
hablan del mundo árabe o del mundo musulmán como si fueran la misma
cosa, y esto no es así.
El desconocimiento que sobre el Islam puede verse en Occidente es,
sin duda, una causa más a tener en cuenta cuando se habla del choque
de civilizaciones.
Para empezar, diremos que lo que se denomina mundo árabe engloba
no sólo a creyentes musulmanes, seguidores de Mahoma, sino que también
encontramos en él a cristianos, como por ejemplo, los cristianos
maronitas, de los que tenemos representantes en nuestro país, como
también coptos y ortodoxos, quienes no son islámicos, pero sí pueden
ser árabes.
Por otra parte, señalamos también que, tanto los árabes como el
pueblo hebreo tienen un mismo origen étnico: ambos son semitas.
Y aquí marcamos otro error idiomático que muchas veces comenten
los que trabajan en los medios de comunicación, cuando homologan
al terrorismo fundamentalista islámico / árabe con antisemitismo.
Un árabe no puede ser antisemita, salvo que sea también antiárabe.
Sí, en cambio, puede ser antijudio, lo que es diferente.
Señalamos también, que en algunos países árabes encontramos otros
grupos, minoritarios, que no son semitas de origen pero sí musulmanes,
como los kurdos, que se reparten por el Medio Oriente, y los Bereberes
en el norte de África.
La Liga Árabe, constituida en 1945, está integrada por Egipto, Líbano,
Irak, Arabia Saudita, Siria, Jordania y Yemen del Norte, países
a los que se sumaron Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Kuwait, Omán,
Mauritania, Sudán, Bahrein, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Somalía,
Djibuti y la OLP (Organización para la Liberación de Palestina).
En tanto, el mundo islámico es más extenso, dado que no sólo se
ubica en territorios de la península arábiga y África, sino que
se expande por muchos países más, como Irán, por ejemplo. Por citar
algunos datos, podemos decir que Bangladesh alberga un 79 por ciento
de islámicos, Pakistán un 97 por ciento, y el 12 por ciento de la
India también son creyentes de Alá. En Indonesia, el Islam es la
religión más numerosa del país, con un 44 por ciento de la población:
o sea, unos 80 millones sobre 180 millones de habitantes, mientras
en Brunei, sultanato de Borneo, los musulmanes representan el 65
por ciento.
Otros términos que escuchamos los que seguimos las noticias sobre
Medio Oriente son las palabras sunnitas y chiítas. De ambos términos,
lo único que suele quedar en claro es que denominan a grupos enfrentados.
Pero no sabemos por qué.
La razón del enfrentamiento entre sunnitas y chiítas es religiosa.
Los sunnitas, son los que respetan las sunnas, que son los preceptos
atribuidos a Mahoma, o Muhammed, y a los cuatro califas ortodoxos.
Los sunnitas, son, entonces, los ortodoxos islámicos.
Chiítas son, en cambio, los que sólo consideran a Alí, yerno de
Mahoma, y sus descendientes como únicos califas legítimos. Chiíta,
por ejemplo, era el Ayatollah Jomeini.
Lo que queremos dejar en claro en con este breve informe es que
árabe, islámico, fundamentalista y terrorista no son sinónimos.
Árabe es toda aquella persona que haya nacido en territorio árabe,
practique la religión que practique.
Islámico es aquél que tiene a Alá por Dios, a Mahoma por Profeta
y al Corán como máximo libro Sagrado. ¿Por qué máximo y no único?
Porque los Islámicos respetan también como Sagrados al Antiguo y
Nuevo Testamento, libros sagrados del Judaísmo y del Cristianismo.
De hecho, los islámicos veneran a Abraham como padre de su pueblo,
y consideran a Cristo como un eminentísimo profeta y a María, su
madre, como un modelo de mujer a seguir.
El Islam, que significa "sumisión a Dios", es una religión de paz,
que prescribe la tolerancia entre religiones. De ahí que no debe
asombrarnos la diversidad de cultos en algunos países árabes. Y
nosotros, los argentinos, damos fe de que esto es así, dado que
es muy común ver cómo islámicos y judíos se han agrupado en varias
zonas de nuestra capital y conviven desde hace años en paz y camaradería.
Terroristas los hay de toda religión, color y nacionalidad, lo mismo
que fundamentalistas. No temamos a los islámicos, porque, como diría
Antonio Porchia, temor es conocimiento incompleto. Por eso, los
invito a conocer más del mundo islámico, para no caer en reduccionismos
equivocados que incrementen la brecha que la violencia de grupos
extremistas, tanto de Oriente como occidentales, están abriendo
entre dos culturas que debieran aprender una de la otra.
Si nos negamos a conocer, los fundamentalistas seremos nosotros.
Lic. Flavia Lorena
Vecellio Reane.
Analista en Medios de Comunicación.
Docente. Periodista.
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