MUERTE SÚBITA EN JÓVENES ATLETAS
Un Fantasma que no conocemos

Por: Lucrecia Pérez Orué
"No conozco otra muerte que la súbita o instantánea, y es claro que,... cuando algo necesario para la vida está irremediablemente ausente, ésta se extingue siempre en forma repentina, es decir, en un momento específico. Algunas de las muertes, sin embargo, son precedidas por el temor y el dolor y se perciben... mucho tiempo antes. Otras, en cambio, acaecen en forma silenciosa, súbita e inesperada"
Giovanni María Lancisi, 1707,
De Subitaneis Mortibus

¿Por qué se mueren de repente los jóvenes?

La muerte súbita en un joven deportista es un acontecimiento impactante, ya que por su estilo de vida saludable poseemos la idea de que un atleta se encuentra exento de estas desventuras. Una de cada mil personas muere de esta manera en la población general y este porcentaje se ciñe a la población argentina.
Ante el dramatismo de este acontecimiento, la prevención representa un importante objetivo para la medicina del deporte. En éste sentido los médicos han afirmado que se pueden detectar a los atletas con riesgos y, por lo tanto, prevenir la muerte súbita.
Seguramente vienen a la mente más de una imagen en las que vemos caer desvanecidos a jugadores de fútbol en pleno partido. Precisamente es éste el objetivo de esta nota: tratar de develar porqué sucede esto en personas tan jóvenes y aparentemente sanas.

¿Qué es la Muerte Súbita y cómo se produce?

Los libros de medicina definen a la muerte súbita como la muerte natural imprevista que ocurre en menos de una hora desde el inicio de los síntomas en individuos en apariencia normales. La muerte súbita en el joven atleta es aquella que ocurre en coincidencia temporal con la actividad deportiva. Sucede por causas naturales, lo que excluye traumatismos graves, suicidios, etc. Como antecedente, podemos nombrar al soldado griego Pheidippides, quien en el 490 AC desde Maratón hasta la ciudad de Atenas, cayó desvanecido.
El riesgo de esta clase de defunción es más alto en atletas masculinos que en femeninos (nueve casos en hombres contra uno en mujeres). Esto se debe a que las mujeres jóvenes tienen menos participación en deportes con entrenamiento más exigente, como por ejemplo el fútbol o el ciclismo. Otra disciplina en la que los deportistas están expuestos es en el rugby, pero no por la exigencia física, sino por los golpes que pueden sufrir en el tórax.
No existen estadísticas nacionales sobre las causas de muerte súbita, y en las internacionales las causas son variables. Esto se debe a los diferentes estilos de vida y, en parte, a que algunas enfermedades de transmisión genética son frecuentes en determinadas regiones geográficas (Ejemplo: en la región del Véneto de Italia la principal causa de muerte súbita en jóvenes es una rara enfermedad llamada displasia arritmogénica ventricular).
La mayor parte de las muertes súbitas (alrededor del 80% de los casos) que ocurren en atletas menores de 35 años son por problemas cardíacos, y el más común es la miocardiopatía hipertrófica (obstrucción de la salida de la sangre debido a un engrosamiento desproporcionado del músculo cardíaco) que puede producir un trastorno del ritmo cardíaco. Esta cardiopatía es un trastorno genético y puede heredarse de padres a hijos. Ésta anomalía debe diferenciarse de la hipertrofia fisiológica (normal) del músculo cardíaco, que constituye una respuesta adaptativa al ejercicio, es decir que al realizar actividad física, no solo su cuerpo se desarrolla sino que también lo hace su corazón. Muchas veces se puede confundir el "corazón de atleta" con una miocardiopatía hipertrófica (anormal). Para que el diagnóstico sea realmente eficiente se deben llevar acabo evaluaciones muchos más complejas.
La isquemia cardíaca (disminución de irrigación sanguínea al corazón) debida a anomalías de las arterias coronarias (en menores de 35 años) o por enfermedad aterosclerótica de las mismas (en mayores de 35 años) ocupa el siguiente lugar en la lista. Esta última es mucho más frecuente en países occidentales, con dietas ricas en grasas y carnes rojas.
Otra causa frecuentemente vista en la televisión estadounidense (fútbol americano) es el commotio cordis, término que traducido del latín significa conmoción cardíaca. La muerte súbita puede ocurrir durante la práctica de deportes en los que existe la posibilidad de golpes directos en el pecho, aun en presencia de un corazón sin anormalidades. El impacto no tiene que ser necesariamente muy intenso y sus consecuencias son posibles aun cuando se empleen protectores para amortiguar el golpe.
El síndrome de Marfán, otra afección frecuentemente involucrada en muerte súbita, es un desorden hereditario del tejido conectivo (tejido que sostiene todos los órganos). Entre los atletas de competencia, este síndrome es frecuente por ser personas muy altas y con extremidades más largas. El tejido de sus arterias, válvulas y corazón, en general es más débil y frente al esfuerzo puede dilatarse y romperse. La causa más común de muerte súbita en éstos jóvenes es la ruptura aórtica.
Otras causas de muerte súbita pero en menor proporción son: alcohol, drogas y esteroides. El vínculo entre la ingesta de alcohol y la muerte súbita no se ha verificado de manera concluyente. Por otra parte, la cocaína es una droga enemiga del corazón que, depende de la dosis, la administración y el tiempo de consumo, puede producir: alteraciones del ritmo cardíaco, ruptura de la vena aorta e infección de la estructura del corazón. Problemas parecidos acarrean los esteroides anabólicos, que mejoran el rendimiento y la masa muscular pero pueden producir ataques cardíacos y enfermedades de los vasos sanguíneos, entre otros desórdenes.
Por último, existen jóvenes que padecen trastornos del ritmo cardíaco que pueden manifestarse ante los esfuerzos físicos extremos, y aquí podemos nombrar la displasia arritmogénica del ventrículo derecho, el síndrome del QT largo, la taquicardia ventricular idiopática, el síndrome de Wolf-Parkinson-White, el síndrome de Brugada, entre otros.
Casi la totalidad de estos padecimientos de los cuales son víctimas jóvenes atletas van a finalizar en una arritmia maligna llamada fibrilación ventricular, que es, a fin de cuenta, la que produce la muerte. Esta arritmia puede ser eficazmente revertida con un choque eléctrico, la condición más importante es que éste sea precoz (preferentemente dentro de los 5 minutos).
Las probabilidades de reanimación exitosa de los pacientes que sufren un paro cardíaco fuera del ámbito hospitalario no exceden el 30%, y las de que sobrevivan a largo plazo son todavía menores. Es por eso que resulta de suma importancia que todos los miembros de los equipos deportivos, incluyendo a los entrenadores, estén preparados para la práctica de técnicas de resucitación. Se ha sugerido la disponibilidad de defibriladores externos automáticos durante los eventos deportivos, los mismos, pueden ser utilizados por personal no médico.
La mejor forma de disminuir la incidencia de este terrible evento es la prevención, utilizando medidas de evaluación a deportistas en forma general, incluyendo exámenes médicos y de gabinete. Existen cuestionarios enfocados para valorar signos, síntomas y antecedentes cardiovasculares, que deben aplicarse a toda aquella persona que inicie con un programa de ejercicio físico, sea niño o adulto, y así encontrar en ellos factores de riesgo que pongan en peligro su vida durante la práctica deportiva.

Chequeos y Prevención: El único antídoto.

La muerte súbita en jóvenes atletas es un acontecimiento infrecuente pero catastrófico y difícil de entender en un mundo donde los avances científicos y tecnológicos se encuentran en su máximo apogeo. Países desarrollados, como Italia, que cuenta desde 1971 con una ley de protección médica para actividades deportivas, obligan a sus deportistas a obtener un certificado de idoneidad previo a la competición; Argentina no cuenta con esto. Varios profesionales de la salud sostienen que de llevar a cabo este procedimiento se detectaría a un deportista de cada 200. 000 en riesgo de padecer muerte súbita.
Teniendo en cuenta que la prevención es la única manera de enfrentar un desenlace fatal, tendría que existir en nuestro país políticas en las que estos controles sean obligatorios, al menos en deportes de máxima exigencia física. Dejando de lado el coste económico que estos procedimientos implican y haciendo prevalecer la vida de nuestros deportistas.


Lucrecia Pérez Orué
29 de noviembre de 2004.
El arquero del fútbol argentino de Independiente Lucas Molina muere en el camino al hospital tras sufrir un paro cardíaco mientras dormía.
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